miércoles, 24 de junio de 2009

ENSAYO:

EL INTERACCIONISMO SIMBÓLICO Y LAS CAMPAÑAS ELECTORALES.
POR:
IVO SAINZ ESCOTO
ESTUDIANTE DE SOCIOLOGÍA
CUARTO SEMESTRE
UNIVERSIDAD VERACRUZANA
INTRODUCCIÓN.

El objetivo de este trabajo es señalar cómo el interaccionismo simbólico esta presente dentro de nuestra vida cotidiana y dentro de los procesos electorales, ya que nuestro actual sistema político de partidos es el resultado de un proceso intersubjetivo con los demás, que se ha transmitido de generación en generación, y que al llegar a un punto clave de caducidad, solo mediante la misma intersubjetividad que genera la acción social, se puede cambiar el rumbo de un proceso electoral.

POLÍTICA, VIDA COTIDIANA Y ELECCIONES.

La vida cotidiana es un hecho social complejo, ya que aunque a simple vista nuestra rutina sea una serie de actividades tan simples, implica principalmente una serie de interacciones sociales, en donde el individuo interpreta y construye la realidad conforme la personalidad que la misma sociedad ha creado de él.

Dentro de la corriente sociológica del interaccionismo, el mundo de la vida cotidiana esta formado y compuesto por objetos. Para el sociólogo estadounidense Herbert Blumer, principal representante de esta corriente, los objetos son todo aquello que se puede indicar, se puede señalar o se puede hacer referencia, (Blumer, 1982: 8), por ejemplo una casa, una mesa, una doctrina religiosa, un partido político, un sistema electoral de partidos, un candidato a elección popular.

A un sistema electoral de partidos, se le puede considerar un objeto social. Ya que lo político forma parte de la vida cotidiana del individuo y las campañas electorales tienen significado, sea cual fuere, dentro de la subjetividad del individuo, porque él tiene un concepto, y le pertenece, de lo que representa para él una elección, y espera del candidato lo mismo que su interacción con los individuos le ha enseñado que debe recibir: algunas promesas, una despensa, y tal vez si es afortunado, algunos materiales para remodelar su casa, y como lo menciona Blumer:

“La naturaleza de un objeto -de todos y cada uno de ellos- consiste en el significado que este encierra para la persona que como tal lo considera. El significado determina el modo en que una persona ve el objeto, la manera en que esta está dispuesta a actuar con respecto al mismo y la forma en la cual se dispone a hablar, de él. Un mismo objeto puede tener distintos significados para diferentes individuos.” (Blumer, 1982: 8)

Para un individuo, el significado que tiene acerca de un sistema de partidos y sobre las campañas electorales, es producto de la definición que le dieron las mismas interacciones con otras personas. Ya que el individuo le da el significado que solo él se formó, lo aprendió y lo ha transmitido, haciéndolo homogéneo, mediante todo un proceso social y dentro de la vida en un grupo humano donde los objetos van creándose, afirmándose, trasformándose y desechándose. (Blumer, 1982: 9)

Entonces, las promesas de campaña de un candidato a una elección popular, no solo tienen significado para el que las hace sino también para quienes van dirigidas. Es por eso, que dentro del interaccionismo simbólico es de gran importancia el lenguaje, “el sistema de signos más importante de la sociedad humana” (Berger y Luckmann, 1999: 55). Es el lenguaje el que formula en el individuo una amplia gama de significaciones que traspasan el tiempo y se transmiten de generación en generación, por ejemplo; “candidato”, “partido político”, “gobierno”. El lenguaje es parte fundamental dentro de la representación simbólica que domina la realidad de la vida cotidiana.


EL DRAMATISMO DE GOFFMAN EN EL ESCENARIO ELECTORAL.


Erving Goffman considera a los individuos con un enfoque de actores dramaturgos, y define las actuaciones de los individuos en sus interacciones, como si de una obra de teatro se tratase. Crea así una distinción básica en la interacción de los individuos, entre el “escenario” y tras “bambalinas”. En el “escenario” existen todas las interacciones que el individuo hace delante de los demás, mientras que la parte trasera domina todas las que se mantienen ocultas o se guardan.

Cuando un candidato a una elección popular se presenta ante un gran número de espectadores, éste busca la manera de controlar la impresión que ellos reciben de él, modera su lenguaje, pronuncia las palabras que los asistentes quieren escuchar y las promesas de campaña que van de acorde con la subjetividad de los individuos que están abajo del templete. Como la impresión que da, cumple las expectativas de los que escuchan, de alguna manera va ejerciendo influencia sobre las acciones de los demás. El candidato se pone una “mascara” frente a las personas, de hecho, etimológicamente la palabra persona significa mascara, es él yo mismo que anhelo ser, es el rol que asumo y con el que trato de vivir. (Goffman, 1993:31).

Del mismo modo Goffman señala lo que define como “actuación” refiriéndose a las acciones de un individuo durante un periodo de tiempo y presencia continua frente a un gran numero de observadores, ejerciendo una gran influencia sobre ellos. (Goffman, 1993:33). Con respecto a las campañas electorales, en específico, lo que representa la actividad del candidato, que tiene fines especiales y que llega a ser significante para algunas personas, éste se moviliza de una manera en la que expresa durante la acción, lo que él desea transmitir. Esto lo lleva a “dramatizar” su acción con el único objetivo de lograr someter al electorado, tal como lo señala Goffman:

“Estas son las artes por medio de las cuales se propone lograr que la humanidad se someta más fácilmente a su autoridad y gobernar sus inclinaciones de acuerdo con su propio placer: y en esto rara vez se ve frustrado. Estas artes, apoyadas por rango y preeminencia son, de ordinario, suficientes para gobernar el mundo” (Goffman, 1993: 46).

Los candidatos dentro de su dramatización, en algunas ocasiones, realizan acciones que causan alto impacto en la subjetividad de los electores. Por ejemplo: los saludan, escuchan sus demandas, comen con ellos, acuden el domingo a misa, e incluso apadrinan niños, todo esto con el fin de transmitir un mensaje en los votantes, que consiste en tratar de demostrar que ellos son personas cercanas al pueblo y que son iguales a ellos. Algunas veces lo consiguen, por lo que, “el que actúa produce a menudo en los miembros de su auditorio la creencia de que esta relacionado con ellos de un modo mas ideal de en lo que en realidad lo está…en primer lugar, los individuos fomentan con frecuencia la impresión de que la rutina que realizan en el momento es su única rutina, o por lo menos la más importante”. (Goffman, 1993: 59)

Incluso las esposas de los candidatos hacen visitas y recorridos por las comunidades, se acercan a la gente, saludan a los niños, realizan acciones que contienen un significado que ha sido asimilado dentro de la vida cotidiana de los electores. Los candidatos aparentan que son gentes cercanas al pueblo, y que son generosos. Tal como lo indica Goffman: “cuando el individuo se presenta ante otros, su actuación tenderá a incorporar y ejemplificar los valores oficialmente acreditados de la sociedad, tanto más, en realidad, de lo que lo hace su conducta general”. (Goffman, 1993: 47)

LA IMAGEN INSTITUCIONAL.
Los políticos de profesión son capaces de decir lo que la sociedad quiere escuchar, con el único fin de llegar al cargo publico, recibir su sueldo y todas las prerrogativas que esto conlleva. Es por esta razón que tienen que mantener en todo momento una imagen institucional, que consiste en mantener todas las formas protocolarias en su actuar. Debe de respetar los tiempos y las normas institucionales del partido en el que desarrolla su carrera política. Además, la necesidad de aparentar superioridad sobre los electores lo obliga a aparentar y mantener la imagen de un status elevado, que no todas las veces coincide con la realidad del candidato, esto lo hace llevar su actuación a un punto clímax, ya que “en la mayoría de las sociedades, tendemos a suponer que las tensiones expresivas de una actuación exigen necesariamente del actuante un status de clase más elevado que el que de otro modo se le podría otorgar”. (Goffman, 1993: 49)

Los candidatos, para ubicarse en el lugar donde se encuentran actualmente dentro del “partido”, tienen que pasar por varios “filtros”, y hacer lo que comúnmente se le llama el “trabajo sucio”. Tal vez recurren por las noches al robo de propaganda del partido opositor, tal vez recurran a la difamación y a la compra de voluntades, con el objetivo de crecer políticamente y ganar la elección, como lo menciona Goffman: “muchas actuaciones no podrían haber sido presentadas si no se hubieran realizado tareas que son, de otro modo, físicamente sucias, semiclandestinas, crueles y degradantes; pero estos hechos perturbadores rara vez se expresan durante una actuación”. (Goffman, 1993: 55)

Dentro de su estrategia, los candidatos siguen el mismo esquema que les ha funcionado a sus antecesores por generaciones enteras: regalar plumas, playeras, calcomanías para el automóvil, aderezado todo esto con la distorsión de una canción exitosa y pegajosa, con frases que exageran las capacidades del candidato e invitan a votar por ellos. Los candidatos interactuando con los electores, van persiguiendo objetivos concientes y actuando con intencionalidades, ajustando sus estrategias y desplegando su capacidad de transformación de las situaciones, negociando y sacrificando incluso hasta su verdadera personalidad, para llevar a cabo solo los estándares ideales que la sociedad exige de el, como escribe Goffman:

“Si la actividad de un individuo ha de sintetizar estándares ideales, y si se ha de hacer una buena exhibición, es probable que algunos de estos estándares sean conservados en publico a expensas del sacrificio privado de otros. Con frecuencia, como es natural, el actuante sacrificara aquellos estándares cuya perdida puede ser encubierta, y hará este sacrificio a fin de mantener otros cuya aplicación inadecuada no puede ocultarse”. (Goffman, 1993: 56)

En nuestro proceso intersubjetivo con el mundo social, descubrimos que, para que lleguen a lograrse los objetivos ideales más importantes de una institución, será necesario para el individuo a veces desviarse momentáneamente de sus otros ideales, manteniendo, sin embargo, la impresión de que estos están aun vigentes, es por este motivo que “encontramos actuantes que con frecuencia fomentan la impresión de que tenían motivos ideales para adquirir el rol que cumplen, que poseen una capacidad ideal para desempeñarlo, y que no era necesario que sufrieran indignidades, insultos y humillaciones ni que hicieran “tratos” sobreentendidos a fin de obtenerlo”. (Goffman, 1993: 57)

Dentro de su actuar el individuo, en este caso el candidato, niega ese proceso de socialización, se presentan ante su publico como generadores de su propia personalidad, olvidando que es el proceso social y su actuar con los demás lo que le proporciona su personalidad y capacidad actuales. “Es posible que los actuantes intenten incluso dar la impresión de que su porte y capacidad actuales son algo que siempre han poseído y de que nunca han tenido que abrirse camino dificultosamente a través de un periodo de aprendizaje”. (Goffman, 1993: 59)


UN NUEVO PARADIGMA: EL VOTO NULO.

Partiendo del papel que tiene la acción social, y como parte fundamental en la construcción de la realidad social, surge una alternativa, generada por ciudadanos dentro de las redes sociales y que entiende que los ciudadanos pueden ser activos constructores de otra realidad. Esta alternativa es lo que llaman el voto nulo.

La intención del voto nulo, surge claramente en el ciudadano como una opción ante el desencanto de los partidos políticos, ya que es la única opción para acudir a las urnas, cumplir como ciudadano y no elegir a un partido en específico. El voto nulo es asestar un fuerte revés al sistema político electoral, deslegitimándolo, ya que una gran parte de los electores, movidos por el incumplimiento de las promesas de los candidatos del pasado, han moldeado la visión que tienen acerca de los políticos e identifican claramente la actuación dramática de los candidatos.

La opción del voto nulo, es la más creativa y la única que no esta permeada por las instituciones, ni viciada, además de ser la opción más ciudadana. Representa la opción más libre. El abstencionismo también tiene un significado de libertad importante, pero es demasiado pasivo. Por el contrario la opción del voto nulo es una respuesta hacia el gobierno y lleva un mensaje: es no querer pertenecer más a esa simulación y a ese juego simbólico.

Existen por medio de la red de Internet, varios ciudadanos y organizaciones que invitan a anular el voto en estas próximas elecciones, manejando distintos lemas, fuertemente creativos. Es una campaña alternativa que contrasta con la de las instituciones y que exhorta a no votar por algún partido. Los partidos políticos y las instituciones invitan al voto por algún partido como la única forma de lograr un cambio total, otros optan por recomendar votar por el menos malo, gastando millonadas en anuncios publicitarios en los medios de comunicación, invitando a acudir a las urnas a emitir los sufragios. Muchos ciudadanos piensan en contraste, que en las actuales condiciones partidocráticas, un alto nivel de votos anulados, sentaría las bases de una nueva construcción de la realidad política, además de restarle legitimidad al proceso y a los ganadores de la contienda electoral.

Acudir a votar por algún partido sería un síntoma de inercia y estancamiento, y se validaría a los partidos en su actual ruta. La campaña tiene el evidente propósito, no sólo de protestar a nivel individual contra todos los partidos, sino hacerlo masivamente y que al menos quede constancia de la magnitud de dicha inconformidad.

El voto nulo es un nuevo paradigma, representa un nuevo simbolismo que ejemplifica el sentir de muchos ciudadanos, redefine la plataforma política en la que se encuentra actualmente nuestro país y crea las bases para lograr una mayor participación social en cuestiones políticas, dinamizando el ámbito de la intersubjetividad social como un espacio para la reproducción de nuevas relaciones sociales.


CONCLUSIONES:

La sociedad y nuestro sistema político de partidos, no es sólo una combinación de estructuras que encauzan nuestras acciones, ellas marcan sin duda las circunstancias de una situación social, pero nosotros al enfrentar esas situaciones, tenemos la capacidad de ajustar nuestra conducta para sacarle el mejor provecho a la misma. Podemos ante una misma situación social, enfrentarla con actos de conformismo o de rechazo, por lo que podemos interaccionar de muy distinto modo ante las mismas circunstancias. La sociedad y su sistema electoral implican una serie de actos entre los individuos, de interacciones en las cuales nos vamos ajustando de una manera u otra al modo como nos tratan las circunstancias de la situación. Lo más importante es encontrar dentro de la interacción con los demás, nuevos y más variantes significados de libertad política.

miércoles, 3 de junio de 2009

Hola chavos, me acaba de llegar esta invitacion, es de una tocada, vayan, es para apoyar en el tratamiento medico de un chavo que es de la banda, es por una buena causa.


Algo sobrenatural

Se podrán dar muchas  interpretaciones filosóficas, o diversas miradas estéticas  a lo que fue y es la ola del Rock que invadió la escena...