LA OPORTUNIDAD DE HACER HISTORIA
Construyendo mis
oportunidades.
Les hablaré un
poco de mí y de cómo viví mi experiencia como Capacitador-Asistente Electoral
(CAE). Tengo 32 años y la vida me ha enseñado a aprender de mis decisiones. A
los 18 años me casé y me desplacé del Distrito Federal a la ciudad de Boca del
Río, ubicada en el estado de Veracruz. En materia laboral nunca había
participado en nada que tuviera que ver con lo electoral, siempre enfocado a
las ventas, por eso concluí el bachillerato abierto y con tenacidad terminé la
carrera de Sociología. En todo éste proceso, la convivencia con la gente me ha
dado la oportunidad de conocer diversas formas de ver y comprender el mundo, y
eso me gusta, pero a veces la situación económica es muy apremiante cuando eres
casado, estudias, tienes dos hijos y tu pareja también estudia.
Después de
realizar mi servicio social y egresar de la Universidad Veracruzana, tuve la
fortuna de conocer y participar en la convocatoria que hace el Instituto
Federal Electoral (IFE), para el Proceso Electoral Federal 2011-2012. Así que
acudí a la 04 Junta Distrital en el estado de Veracruz, donde las personas que laboran
ahí me atendieron muy amablemente y entregué mi documentación para colaborar
como Supervisor Electoral (SE) o como Capacitador-Asistente Electoral (CAE). Ahí
observé que en el IFE la democracia se aplica hasta en el más pequeño de los
distritos electorales. En mi caso, tuve que participar en el proceso de
selección con más de 500 aspirantes, para sólo poder conseguir la única oportunidad
que necesitaba. Afortunadamente después de aprobar el examen y de entrevistarme
con los vocales de la Junta Distrital, quede seleccionado como CAE. En el IFE el
proceso de selección es difícil y riguroso, pero tengo la certeza de que los
que tuvimos el privilegio de participar fuimos si no los mejores, los mas
empeñados en dar la máximo de nuestro esfuerzo. Aunque reconozco que personas
muy valiosas quedaron fuera de la convocatoria por lo reducido de los lugares
disponibles. Sinceramente agradezco la oportunidad que nos da el IFE, porque al
contratar personal eventual, los ciudadanos interesados en conocer y participar
en los procesos electorales, gente desempleada y nosotros los recién egresados
podemos contar con una fuente de empleo formal, aunque sea de manera temporal,
vinculándome de una manera excepcional con el desarrollo de mi carrera al ser
mi primer empleo como profesional. Es por eso que deseaba con gran entusiasmo
poder participar en este proceso histórico.
Meses atrás, al
realizar la investigación para el desarrollo de mi tesis en donde abordo el
tema de la democracia, me percaté que la mayoría de los ciudadanos desconfían
de las instituciones políticas y de los actores encargados de llevar a cabo los
procesos electorales. Y suele ser común, en un país como México, donde impera una cultura de la desconfianza, que
a pesar de tantos avances en materia electoral, muchas personas no confíen a
estas alturas en la labor de todos los organismos electorales. Como ciudadano remotamente
se puede pensar eso cuando se desconoce y se observan los procesos electorales desde
afuera. Pero una vez ingresando como personal eventual en el IFE se puede conocer
el trabajo tan arduo que realizan todos sus colaboradores. También al participar,
me percate de la tremenda organización que existe en el IFE, en donde cada una
de las personas que colaboran en la organización de los procesos electorales, cumple
con su misión a cabalidad y nunca se podría poner en duda, que la transparencia
es la prioridad.
Durante el curso
de capacitación, se nos dieron todas las herramientas que necesitábamos para el
desarrollo de nuestras actividades en la que sería nuestra Área de
Responsabilidad Electoral (ARE). En el curso de capacitación, fue muy importante
contar con la participación del Presidente Ejecutivo del Consejo Distrital, del
Secretario Ejecutivo, del Vocal de Capacitación Electoral y Educación Cívica,
del Vocal de Organización Electoral, y, en fin, de todo el personal que
participó para darnos los conocimientos necesarios para nuestra labor, ya que
ellos cuentan con una vasta experiencia en materia electoral y contar con su
apoyo y su presencia nos motivo mucho. Ahí conocí a todos mis compañeros, que son
gente diversa, con una historia de vida propia y una pluralidad de ideas, que
enriquecieron con su experiencia el tiempo que compartí con ellos al realizar mi
trabajo como CAE.
Construyendo
ciudadanía.
Afortunadamente,
en el ARE que me asignaron se encuentra la sección donde vivo, enclavada en la zona
Urbana de Boca del Río, Veracruz. Lo considero un lugar bonito y tranquilo, a
pesar de los índices delictivos que han aumentado en la conurbación.
Al estar en el
campo de trabajo tocando puertas, localizando y estableciendo contacto con los
ciudadanos, escuchando argumentos, reafirmé la cultura de la desconfianza que
impera en nuestro país y me enfrenté ante múltiples negativas a participar por
parte de los ciudadanos sorteados. Descubrí que esa apatía tiene que ver más
que nada con el ejercicio del poder por parte de los gobernantes que no generan
resultados y no con el trabajo que hace el IFE. En esos días me encontré de
todo, desde ciudadanos dispuestos y deseosos a participar en el proceso
electoral, otros descontentos con el sistema partidista y hasta me topé con los
más incrédulos, que son personas completamente negadas a participar, porque
están plenamente convencidos de que es inútil y que con su participación en las
elecciones no se podrá contribuir a cambiar nuestro futuro como sociedad.
Es lamentable
que a éstas alturas de la historia de nuestro país, muchos no confíen en el IFE,
ya que no creen que su participación contribuye a fortalecer la cultura
democrática en nuestro país. Se les hace difícil asimilar que en la casilla además
de que están presentes ellos como funcionarios de la mesa directiva de casilla,
están también los representantes de los partidos políticos y los ciudadanos que
acuden a emitir su voto. Todo esto hace difícil que ocurra alguna alteración de
los resultados de la elección, ya que al existir todos estos candados, evitan
cualquier tipo de intento de fraude, embarazo de urnas, etc. Y así al estar
presentes todos los actores que participamos en la casilla, a la vista de los
demás y en constante escrutinio, se fortalece la credibilidad de la gente en la
emisión del voto libre y secreto. Que los ciudadanos comprendieran esto, hizo
que muchos participaran, y eso fue gracias a la labor de los CAEs y del IFE, que
como misión fomenta la cultura democrática y hace necesario el reconocimiento de
la sociedad hacia la labor comprometida que desarrollamos en el IFE todos los
que colaboramos en el pasado proceso electoral.
Uno de los
argumentos que más me impactó durante la etapa capacitación de los ciudadanos
insaculados, me ocurrió un par de ocasiones. Cuando por alguna razón no los encontraba
en su domicilio, algunos familiares de ellos te dicen: ...“no, no va a querer,
yo ya lo conozco”, ó te indican: ...”ya no insistas, no regreses, no va a
querer”. Este argumento me parece que es una práctica que no va de la mano con
la democracia, ya que al tomar decisiones por los demás, se deja a un lado la
libertad de decidir y el carácter personal de la participación. Incluso, en una
ocasión me toco una señora que se hizo pasar por su misma empleada domestica, pero
la encontré cómodamente acostada en el sillón de la sala. Situaciones como ésta
en vez de dar coraje, dan hasta risa, al imaginar de lo que es capaz la gente
con tal de evadir su participación. Es lamentable que algunos ciudadanos
demuestran su falta de civismo, cuando lo que nuestra democracia necesita es
que reforcemos el argumento que fomenta el que cada quien asuma su compromiso y
entienda la importancia de su opinión, ya que en la pluralidad de ideas que
convergen en nuestro país, el sentir de cada ciudadano es muy importante.
También fue lamentable
el encontrarme con la aún prevaleciente dominación masculina, en la cual, algunos
maridos trataban de evitar que participaran sus señoras esposas el día de la
jornada electoral, como si de alguna manera ellas les pertenecieran y no
tuvieran capacidad de opinión y de decisión. Del mismo modo otro problema al
que me enfrenté fueron algunos padres de familia que impedían a toda costa participar
a sus hijos a pesar de que éstos ya contaran con la mayoría de edad, y ése es
un problema en el que hay que trabajar mucho en nuestro país, ya que los
ciudadanos deben de comprender que la participación es personal y privada y que
si, sus hijos quieren participar, no le cierren de esa forma negativa la
oportunidad de contribuir cívicamente con el desarrollo de la sociedad.
Ya para rematar,
me encontré con los más cínicos. Gente que quiere que le paguen una fuerte
cantidad el día de la jornada electoral,
al grado de que un señor me dijo que quería un pago de cinco mil pesos, cuando esta
labor debe de ser una gratuita, donde no debe de importar una cantidad recibida
como pago, sino la oportunidad de contribuir al fortalecimiento de nuestra
democracia con pasión y compromiso.
Todos éstos
obstáculos me hicieron comprender que el trabajo del CAE es muy importante y de
una gran responsabilidad ya que el CAE tiene que contar con herramientas
fundamentales para realizar su trabajo como son: sensibilidad, tolerancia y
sobre todo, conocimiento de las diferentes opiniones de las personas y de sus
múltiples formas de reaccionar ante invitaciones a la participación de éste
tipo. Del mismo modo, el CAE también debe de tener la visión de concientizar a
los ciudadanos que salieron sorteados en su ARE para que participen, platicando
amablemente, haciéndoles ver la importancia de contar con ellos para el
desarrollo de la jornada electoral, para verificar y contar el voto de sus
propios vecinos, generando en ellos la confianza en la democracia y convenciéndolos
de que es la mejor de las formas posibles de gobierno.
No todo fue
negativo en mi andar. Una de las experiencias positivas me pareció el estar en
contacto con la gente, hablar con ellos y explicarles que la democracia la
hacemos todos y que también es una forma de decidir, donde tenemos la
oportunidad de expresar nuestro agrado o desagrado con alguna forma de gobierno
y que es una herramienta muy valiosa para construir una mejor sociedad, más
incluyente, más participativa y sobre todo más conciente. Durante esos gratos
días de trabajo en cada una de las cuatro secciones de mi ARE nunca observé un
intento por parte de algún partido político, o de gente ajena, de influir en
las decisiones del electorado o alguna situación que se viera sospechosa. Lo
único que advertí en los que decidieron participar, fue una serie de ciudadanos
patriotas, comprometidos con su país y con éste proceso, con el único fin de
evitar cualquier tipo de fraude, cumpliendo
a cabalidad con su misión y sobre todo comprometidos con todo su
esfuerzo para tener una jornada electoral implacable.
En fin, el día
de la jornada electoral transcurre tan rápido, que lo comparo con el día de una
boda o de una fiesta importante. Tantos preparativos, tanto cuidado, tanta
dedicación, para que en un solo día acabe todo tan rápido y te quedes con una
sensación de vacío y a la vez, con una sensación de haber participado y
construido parte de la historia.
Construyendo el
futuro.
Uno de los
momentos en los que me hubiera emocionado participar, fue el del conteo rápido
que implementó el IFE en éste proceso electoral. Pero lamentablemente ninguna
de mis casillas resulto sorteada para que reportara las cifras de los
resultados de la elección de Presidente de la Republica en este novedoso
ejercicio estadístico.
Después del día
de la jornada electoral, recibí con agrado la notificación de que había sido convocado
para participar en la apertura de algunos paquetes electorales, donde por ley
se permite el recuento voto por voto, casilla por casilla. En esas noches de
trabajo hasta el amanecer, nunca vi el intento de modificar alguno de los
resultados por personal del IFE, donde la cantidad de votos coincidía con los
números vertidos en las actas, a pesar del escepticismo de los que no
participaron en esa tarea histórica que le dio mayor certeza a la elección.
Uno de los
aspectos que sugeriría poner atención o cambiar para el futuro, es la
problemática que surge cuando algunos ciudadanos, que son adultos mayores, están
enfermos de gravedad y no se pueden ni parar. Ya que resulta que en pasados
procesos electorales ellos o sus familiares lo han manifestado a los CAEs que
los han visitado, y siguen apareciendo insaculados. A ellos les parece incomodo
que los vuelvan a visitar sobre todo cuando ya lo han reportado con
anterioridad. En estos casos el sistema ELEC ya debería de contar con ese dato
y descartar a esos ciudadanos. Esto lo sugiero para secciones como la 498 que
me toco, con una alta población adulta y que presenta ese problema.
La jornada del 1
de julio movió a millones de mexicanos a participar por la construcción de un
gran país. Cimbró de una forma intensa el corazón de los ciudadanos que
participaron en esa jornada, que sin duda fue histórica. Ese día gano la
participación ya que de una manera conciente y comprometida los mexicanos decidieron el futuro próximo del país para
los siguientes 6 años y sin exagerar decidieron de manera remota el futuro para
las próximas generaciones.
Tengo la certeza
de que contribuí, aunque sea con mi granito de arena con la democracia. Y como
somos muchos los que estuvimos ahí, me siento reconfortado al saber que tenemos
una democracia fortalecida y que no pone en duda la labor en la cual
participamos. Me gustaría que mi testimonio ayudara a otros jóvenes a seguir
adelante y que sepan que deben de confiar en el futuro de México. Ya que con la
participación de todos y responsabilizándonos de nuestros actos lograremos
mover el corazón de muchos ciudadanos con el único fin de crecer como la nación
que nos merecemos.
Librero de Aurora
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