viernes, 8 de mayo de 2015

testimonio ciudadano


LA OPORTUNIDAD DE HACER HISTORIA

 

Construyendo mis oportunidades.

 

Les hablaré un poco de mí y de cómo viví mi experiencia como Capacitador-Asistente Electoral (CAE). Tengo 32 años y la vida me ha enseñado a aprender de mis decisiones. A los 18 años me casé y me desplacé del Distrito Federal a la ciudad de Boca del Río, ubicada en el estado de Veracruz. En materia laboral nunca había participado en nada que tuviera que ver con lo electoral, siempre enfocado a las ventas, por eso concluí el bachillerato abierto y con tenacidad terminé la carrera de Sociología. En todo éste proceso, la convivencia con la gente me ha dado la oportunidad de conocer diversas formas de ver y comprender el mundo, y eso me gusta, pero a veces la situación económica es muy apremiante cuando eres casado, estudias, tienes dos hijos y tu pareja también estudia.  

 

Después de realizar mi servicio social y egresar de la Universidad Veracruzana, tuve la fortuna de conocer y participar en la convocatoria que hace el Instituto Federal Electoral (IFE), para el Proceso Electoral Federal 2011-2012. Así que acudí a la 04 Junta Distrital en el estado de Veracruz, donde las personas que laboran ahí me atendieron muy amablemente y entregué mi documentación para colaborar como Supervisor Electoral (SE) o como Capacitador-Asistente Electoral (CAE). Ahí observé que en el IFE la democracia se aplica hasta en el más pequeño de los distritos electorales. En mi caso, tuve que participar en el proceso de selección con más de 500 aspirantes, para sólo poder conseguir la única oportunidad que necesitaba. Afortunadamente después de aprobar el examen y de entrevistarme con los vocales de la Junta Distrital, quede seleccionado como CAE. En el IFE el proceso de selección es difícil y riguroso, pero tengo la certeza de que los que tuvimos el privilegio de participar fuimos si no los mejores, los mas empeñados en dar la máximo de nuestro esfuerzo. Aunque reconozco que personas muy valiosas quedaron fuera de la convocatoria por lo reducido de los lugares disponibles. Sinceramente agradezco la oportunidad que nos da el IFE, porque al contratar personal eventual, los ciudadanos interesados en conocer y participar en los procesos electorales, gente desempleada y nosotros los recién egresados podemos contar con una fuente de empleo formal, aunque sea de manera temporal, vinculándome de una manera excepcional con el desarrollo de mi carrera al ser mi primer empleo como profesional. Es por eso que deseaba con gran entusiasmo poder participar en este proceso histórico.

 

Meses atrás, al realizar la investigación para el desarrollo de mi tesis en donde abordo el tema de la democracia, me percaté que la mayoría de los ciudadanos desconfían de las instituciones políticas y de los actores encargados de llevar a cabo los procesos electorales. Y suele ser común, en un país como México,  donde impera una cultura de la desconfianza, que a pesar de tantos avances en materia electoral, muchas personas no confíen a estas alturas en la labor de todos los organismos electorales. Como ciudadano remotamente se puede pensar eso cuando se desconoce y se observan los procesos electorales desde afuera. Pero una vez ingresando como personal eventual en el IFE se puede conocer el trabajo tan arduo que realizan todos sus colaboradores. También al participar, me percate de la tremenda organización que existe en el IFE, en donde cada una de las personas que colaboran en la organización de los procesos electorales, cumple con su misión a cabalidad y nunca se podría poner en duda, que la transparencia es la prioridad.

 

Durante el curso de capacitación, se nos dieron todas las herramientas que necesitábamos para el desarrollo de nuestras actividades en la que sería nuestra Área de Responsabilidad Electoral (ARE). En el curso de capacitación, fue muy importante contar con la participación del Presidente Ejecutivo del Consejo Distrital, del Secretario Ejecutivo, del Vocal de Capacitación Electoral y Educación Cívica, del Vocal de Organización Electoral, y, en fin, de todo el personal que participó para darnos los conocimientos necesarios para nuestra labor, ya que ellos cuentan con una vasta experiencia en materia electoral y contar con su apoyo y su presencia nos motivo mucho.  Ahí conocí a todos mis compañeros, que son gente diversa, con una historia de vida propia y una pluralidad de ideas, que enriquecieron con su experiencia el tiempo que compartí con ellos al realizar mi trabajo como CAE.

 

Construyendo ciudadanía.

 

Afortunadamente, en el ARE que me asignaron se encuentra la sección donde vivo, enclavada en la zona Urbana de Boca del Río, Veracruz. Lo considero un lugar bonito y tranquilo, a pesar de los índices delictivos que han aumentado en la conurbación.

 

Al estar en el campo de trabajo tocando puertas, localizando y estableciendo contacto con los ciudadanos, escuchando argumentos, reafirmé la cultura de la desconfianza que impera en nuestro país y me enfrenté ante múltiples negativas a participar por parte de los ciudadanos sorteados. Descubrí que esa apatía tiene que ver más que nada con el ejercicio del poder por parte de los gobernantes que no generan resultados y no con el trabajo que hace el IFE. En esos días me encontré de todo, desde ciudadanos dispuestos y deseosos a participar en el proceso electoral, otros descontentos con el sistema partidista y hasta me topé con los más incrédulos, que son personas completamente negadas a participar, porque están plenamente convencidos de que es inútil y que con su participación en las elecciones no se podrá contribuir a cambiar nuestro futuro como sociedad.

 

Es lamentable que a éstas alturas de la historia de nuestro país, muchos no confíen en el IFE, ya que no creen que su participación contribuye a fortalecer la cultura democrática en nuestro país. Se les hace difícil asimilar que en la casilla además de que están presentes ellos como funcionarios de la mesa directiva de casilla, están también los representantes de los partidos políticos y los ciudadanos que acuden a emitir su voto. Todo esto hace difícil que ocurra alguna alteración de los resultados de la elección, ya que al existir todos estos candados, evitan cualquier tipo de intento de fraude, embarazo de urnas, etc. Y así al estar presentes todos los actores que participamos en la casilla, a la vista de los demás y en constante escrutinio, se fortalece la credibilidad de la gente en la emisión del voto libre y secreto. Que los ciudadanos comprendieran esto, hizo que muchos participaran, y eso fue gracias a la labor de los CAEs y del IFE, que como misión fomenta la cultura democrática y hace necesario el reconocimiento de la sociedad hacia la labor comprometida que desarrollamos en el IFE todos los que colaboramos en el pasado proceso electoral.

 

Uno de los argumentos que más me impactó durante la etapa capacitación de los ciudadanos insaculados, me ocurrió un par de ocasiones. Cuando por alguna razón no los encontraba en su domicilio, algunos familiares de ellos te dicen: ...“no, no va a querer, yo ya lo conozco”, ó te indican: ...”ya no insistas, no regreses, no va a querer”. Este argumento me parece que es una práctica que no va de la mano con la democracia, ya que al tomar decisiones por los demás, se deja a un lado la libertad de decidir y el carácter personal de la participación. Incluso, en una ocasión me toco una señora que se hizo pasar por su misma empleada domestica, pero la encontré cómodamente acostada en el sillón de la sala. Situaciones como ésta en vez de dar coraje, dan hasta risa, al imaginar de lo que es capaz la gente con tal de evadir su participación. Es lamentable que algunos ciudadanos demuestran su falta de civismo, cuando lo que nuestra democracia necesita es que reforcemos el argumento que fomenta el que cada quien asuma su compromiso y entienda la importancia de su opinión, ya que en la pluralidad de ideas que convergen en nuestro país, el sentir de cada ciudadano es muy importante.

 

También fue lamentable el encontrarme con la aún prevaleciente dominación masculina, en la cual, algunos maridos trataban de evitar que participaran sus señoras esposas el día de la jornada electoral, como si de alguna manera ellas les pertenecieran y no tuvieran capacidad de opinión y de decisión. Del mismo modo otro problema al que me enfrenté fueron algunos padres de familia que impedían a toda costa participar a sus hijos a pesar de que éstos ya contaran con la mayoría de edad, y ése es un problema en el que hay que trabajar mucho en nuestro país, ya que los ciudadanos deben de comprender que la participación es personal y privada y que si, sus hijos quieren participar, no le cierren de esa forma negativa la oportunidad de contribuir cívicamente con el desarrollo de la sociedad.

 

Ya para rematar, me encontré con los más cínicos. Gente que quiere que le paguen una fuerte cantidad  el día de la jornada electoral, al grado de que un señor me dijo que quería un pago de cinco mil pesos, cuando esta labor debe de ser una gratuita, donde no debe de importar una cantidad recibida como pago, sino la oportunidad de contribuir al fortalecimiento de nuestra democracia con pasión y compromiso.

 

Todos éstos obstáculos me hicieron comprender que el trabajo del CAE es muy importante y de una gran responsabilidad ya que el CAE tiene que contar con herramientas fundamentales para realizar su trabajo como son: sensibilidad, tolerancia y sobre todo, conocimiento de las diferentes opiniones de las personas y de sus múltiples formas de reaccionar ante invitaciones a la participación de éste tipo. Del mismo modo, el CAE también debe de tener la visión de concientizar a los ciudadanos que salieron sorteados en su ARE para que participen, platicando amablemente, haciéndoles ver la importancia de contar con ellos para el desarrollo de la jornada electoral, para verificar y contar el voto de sus propios vecinos, generando en ellos la confianza en la democracia y convenciéndolos de que es la mejor de las formas posibles de gobierno.

 

No todo fue negativo en mi andar. Una de las experiencias positivas me pareció el estar en contacto con la gente, hablar con ellos y explicarles que la democracia la hacemos todos y que también es una forma de decidir, donde tenemos la oportunidad de expresar nuestro agrado o desagrado con alguna forma de gobierno y que es una herramienta muy valiosa para construir una mejor sociedad, más incluyente, más participativa y sobre todo más conciente. Durante esos gratos días de trabajo en cada una de las cuatro secciones de mi ARE nunca observé un intento por parte de algún partido político, o de gente ajena, de influir en las decisiones del electorado o alguna situación que se viera sospechosa. Lo único que advertí en los que decidieron participar, fue una serie de ciudadanos patriotas, comprometidos con su país y con éste proceso, con el único fin de evitar cualquier tipo de fraude, cumpliendo  a cabalidad con su misión y sobre todo comprometidos con todo su esfuerzo para tener una jornada electoral implacable.

 

En fin, el día de la jornada electoral transcurre tan rápido, que lo comparo con el día de una boda o de una fiesta importante. Tantos preparativos, tanto cuidado, tanta dedicación, para que en un solo día acabe todo tan rápido y te quedes con una sensación de vacío y a la vez, con una sensación de haber participado y construido parte de la historia.

 

 

Construyendo el futuro.

 

Uno de los momentos en los que me hubiera emocionado participar, fue el del conteo rápido que implementó el IFE en éste proceso electoral. Pero lamentablemente ninguna de mis casillas resulto sorteada para que reportara las cifras de los resultados de la elección de Presidente de la Republica en este novedoso ejercicio estadístico.

 

Después del día de la jornada electoral, recibí con agrado la notificación de que había sido convocado para participar en la apertura de algunos paquetes electorales, donde por ley se permite el recuento voto por voto, casilla por casilla. En esas noches de trabajo hasta el amanecer, nunca vi el intento de modificar alguno de los resultados por personal del IFE, donde la cantidad de votos coincidía con los números vertidos en las actas, a pesar del escepticismo de los que no participaron en esa tarea histórica que le dio mayor  certeza a la elección.

 

Uno de los aspectos que sugeriría poner atención o cambiar para el futuro, es la problemática que surge cuando algunos ciudadanos, que son adultos mayores, están enfermos de gravedad y no se pueden ni parar. Ya que resulta que en pasados procesos electorales ellos o sus familiares lo han manifestado a los CAEs que los han visitado, y siguen apareciendo insaculados. A ellos les parece incomodo que los vuelvan a visitar sobre todo cuando ya lo han reportado con anterioridad. En estos casos el sistema ELEC ya debería de contar con ese dato y descartar a esos ciudadanos. Esto lo sugiero para secciones como la 498 que me toco, con una alta población adulta y que presenta ese problema.

 

La jornada del 1 de julio movió a millones de mexicanos a participar por la construcción de un gran país. Cimbró de una forma intensa el corazón de los ciudadanos que participaron en esa jornada, que sin duda fue histórica. Ese día gano la participación ya que de una manera conciente y comprometida los mexicanos  decidieron el futuro próximo del país para los siguientes 6 años y sin exagerar decidieron de manera remota el futuro para las próximas generaciones.  

 

Tengo la certeza de que contribuí, aunque sea con mi granito de arena con la democracia. Y como somos muchos los que estuvimos ahí, me siento reconfortado al saber que tenemos una democracia fortalecida y que no pone en duda la labor en la cual participamos. Me gustaría que mi testimonio ayudara a otros jóvenes a seguir adelante y que sepan que deben de confiar en el futuro de México. Ya que con la participación de todos y responsabilizándonos de nuestros actos lograremos mover el corazón de muchos ciudadanos con el único fin de crecer como la nación que nos merecemos.

 

 

                                                                                              Librero de Aurora

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